WATERLOO ó WATERPOLO
Jesús Elorza
Inmediatamente después de ser coronado por segunda vez como Emperador Olímpico, Napoleón Álvarez convocó a sus lugartenientes para preparar la Campaña para la reconquista del poder ministerial. Su estrategia se estructuraba alrededor del control absoluto del territorio federativo. Las amenazas y el control presupuestario que ejerció sobre ellas en su primer reinado habían rendido sus frutos. Sin embargo, las fuerza contrarias lograron tener una cabeza de playa con Marie Goncalves quien a pesar de haber luchado a su lado en el primer imperio, ahora con su traición combatía al lado del enemigo.
El duque Rodríguez Wellington fue designado por el Comandante Presidente como el Jefe Supremo de las Fuerzas antiimperialistas para enfrentar el expansionismo restaurador del olímpico Napoleón. Acto seguido, convocó a su Estado Mayor a la sala situacional de Miraflores para diseñar la “Operación Poder Absoluto”. Entre sus armas, contaba con la recién aprobada Ley del Deporte, que le otorgaba una supremacía direccional en el sector. La creación del Fondo para el desarrollo del deporte, le garantizaba recursos extraordinarios de gran magnitud para la empresa de guerra que iban a enfrentar.
Para estar seguro de su táctica de debilitamiento al enemigo, ordenó poner en práctica un modelo de contrato para el otorgamiento de recursos económicos al sector federado que le permitía tener el absoluto y discrecional poder de otorgarlos. A pesar de algunos escarceos que se presentaron y la modificación del articulado, el contrato esta vigente y los soldados de Napoleón están confundidos y en desbandada.
Este es el mejor momento para la batalla final, se decía para sus adentros del duque Rodríguez Wellington y dio luz verde para el ataque. Al igual que hace 197 años, la batalla decisiva estaría relacionada con el elemento acuático. Si aquella fue en Waterloo, esta sería en Waterpolo.
El duque, decide que seria en esta especialidad el ataque final, debido a lo emblemático y significativo de este deporte para el Imperial Emperador Olímpico. Su hijo era el Comandante de Liga Superior. Derrotarlo aquí, significa una doble y final derrota.
El plan se puso en práctica y el escenario para la emboscada fue el suramericano celebrado en Brasil. Los lugartenientes de Rodríguez Wellington, consideraban, en base a la información de los estrategas cubanos, que el equipo no iba a tener resultados positivos y esto facilitaría la intervención y el descabezamiento del enemigo.
Pero, la historia fue otra, el equipo logro el tercer lugar y ahora el próximo paso seria el preolímpico en Canadá.
Recuperados de la sorpresa, el estado mayor del Duque, recompone su mortal estrategia y decide utilizar el plan B. Tramitaron los pasajes de la selección para una fecha y hora de vuelo distinta a la programada. Cuando la selección llegó de Brasil en horas de la tarde al aeropuerto de Maiquetía, se consiguieron con la desagradable situación que el vuelo para Canadá estaba pautado para loas horas de la mañana. En consecuencia, no pudieron asistir al preolímpico.
La segunda fase del plan B, era lograr como en efecto se logró una multa y una sanción contra las fuerzas federativas y olímpicas de Napoleón Álvarez. En su doble papel, la heroína Marie Goncalves exonera de culpa al ejército ministerial del Duque, al manifestarle a los medios de comunicación que “todo fue producto de errores de trámites”. El emperador quedó mudo por la derrota y se retiró a una isla a considerar la posibilidad de continuar la contienda por la restauración de su poder.
Como en toda lucha por el poder y las ganancias económicas que de el se derivan, las bajas quedaron solo a nivel de atletas, entrenadores y dirigentes. Los jerarcas de ambas bandas, continúan en su mundo de corrupción al son de la descarga de Ray Barreto “Quítate tu pa ponerme yo”.
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