miércoles, 5 de septiembre de 2012

RED SHARKS
Jesús Elorza                                   
Lo primero que hizo Fidel al despertar del coma inducido a que lo tienen sometido sus médicos de cabecera, fue preguntar ¿como le fue a la vieja loca esa, que quiere atravesar el  estrecho entre Florida y La Habana?
Se refería a Diana Nyad la nadadora norteamericana de 62 años de edad que en reiteradas oportunidades ha intentado cubrir a nado las 103 millas o 160 kilómetros que separan la costa cubana de la norteamericana.
Le tengo el ojo puesto, continuó explicando el Comandante a su equipo de médicos, guardias y babalaos que se encargan de atenderlo todos los días. Desde que tomé el poder en 1959,  esa señora con diez anos de edad para la época, le había dicho a sus padres, según me lo confirmaron los milicianos del Comité de Defensa de la Revolución (CDR) encargados de vigilarlos las 24 horas, que su sueno era poder nadar esa distancia y demostrarle al mundo que había una ruta acuática para alcanzar la Libertad y la Democracia. Desde ese momento, a comienzos de la década de los anos sesenta,  ordené a mis agentes de seguridad que comenzaran a alimentar a los tiburones de la zona para cebarlos y hacerlos más agresivos.
También pensé en contratar a Steve Spielberg para que colocara a mi servicio el tiburón blanco que sirvió de modelo para su película JAWS. Pero, el muy desgraciado me contestó como un contrarrevolucionario diciéndome que no se prestaba para atemorizar a los habitantes de la isla que quisieran salir de ella. Además, que por haber probado en repetidas ocasiones sangre humana, el comentario popular o Radio Bemba denominó a estos escualos como los Tiburones Rojos (Red Sharks) y resultaron ser más feroces que el de la película, remató el cineasta de Hollywood.
Bueno, eso es historia, recalcó Fidel, quiero saber que pasó con la nadadora.
-          No completó el recorrido, le dijo el jefe de seguridad. Abandonó luego de haber cubierto solo la mitad del trayecto.
Lo sabia, dijo sonriente el comatoso comandante, el imperialismo no puede conmigo, soy invencible.
Raúl, que estuvo callado todo el tiempo, intervino para decirle a su hermano que dejara la fijación con esa señora. Ella no representa ningún peligro para la revolución.
! Me cago en la ostia! Grito Fidel, dejando ver su lado gallego. No seas bobo, no ves que detrás de esa inocente actuación deportiva se esconde un plan de la CIA para acabar con nosotros. Si esa señora llega a cumplir su proeza de atravesar la distancia y arribar a Cayo Hueso o a las playas de Miami, de inmediato el pueblo cubano se pondrá a practicar natación y tenlo por seguro que en menos que canta un gallo el Campeonato Nacional o Internacional  de Aguas Abiertas que se celebre aquí en la isla tendrá millones de participantes y solo tu y yo nos quedaremos aquí.
Pero, gracias a que no alcanzó la meta, tenemos que iniciar una contra ofensiva revolucionaria destacando publicitariamente la peligrosidad de esas aguas por las medusas, rayas, tormentas y en especial los tiburones rojos. El miedo será nuestro gran aliado !Socialismo o Tiburón! !Viva Yo (perdón) Viva la Revolución!
Ah, por último Raúl, invita a la nadadora para condecorarla con mi Orden Fidel Castro en primera clase y no dejes de darle carnita fresca a los comegentes por si sale otra persona queriendo hacer la misma gracia.
Vuelvan a sedarlo fue la orden de su hermano.


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