OPERACIÓN MOBY DICK
Jesús Elorza
El Comando Estratégico Operacional de la Armada comenzó a recibir señales del satélite “Simon Bolívar” sobre la presencia de un gigantesco cuerpo en las aguas territoriales del mar caribe. Debido a la poca capacidad de resolución de las señales recibidas, no podían tener con certeza una identificación del objeto detectado por el satélite. Ante tal incertidumbre, el alto mando decidió activar la Alerta Amarilla y notificar de inmediato al Comandante en Jefe Líder Supremo de la Revolución.
Debido a su épica obsesión anti-imperialista, el Presidente no dudo en ningún momento que estaba en presencia de una invasión de los marines norteamericanos. Seguro son los grupos elites “Seals” los que están por penetrar nuestras fronteras. De inmediato, sin conocer los pormenores del caso, ordenó al Ministro de la Defensa que ¡movilizara un batallón de tanques para el sitio! Presidente, lo interrumpió uno de los edecanes, el campo de batalla es en el mar. ¡Entonces que lleven los tanques en los buques de la armada! En ese momento, comenzaron a llegar nuevas señales de los radares y confirmaron que el objeto invasor era un ballenato que estaba alimentándose de un cardumen de camarones en nuestras aguas.
Pero, el estado obsesivo del Presidente era de tal magnitud que modifico la realidad y lo que veían sus ojos era un submarino imperialista de la serie Ohio que transportaba ojivas nucleares. No se confundan, el enemigo ha desarrollado técnicas de camuflaje que nos hacen confundir a los submarinos con animales acuáticos. Sin perder tiempo, ordenó poner en acción la “Operación Moby Dick” para capturar al submarino invasor.
Imbuido en su fantasía de guerra, comenzó a caminar como si tuviera una pata de palo para emular al Capitán Ahab, el ballenero de la novela escrita por el estadounidense Herman Melville. Al igual que en la novela, se desato en el Presidente un arrebato de locura sin limites y comenzó su guerra personal contra el submarino ballena o la ballena submarino.
Pídeles a los chinos que me envíen una dotación de arpones Kalashnikov AK-47 y que los instalen con cañones especiales en nuestras fragatas misilisticas. A paso de vencedores vamos a salir en persecución del invasor.
Desde la nave nodriza, con sus binoculares rusos, el Comandante en Jefe oteaba el horizonte buscando a su enemigo. Al fin, logro ubicarlo al norte de la isla de Aves y comenzó la cacería. A toda maquina fue la orden. Pero luego de veinte minutos, se dieron cuenta que era imposible llegar al objetivo. ¿Qué pasa? por que no lo alcanzamos.
Su velocidad es de 100 nudos y las fragatas si acaso llegan a 20 con el riesgo de fundir las maquinas, respondió el Ministro y no hemos podido cambiar nuestra flota por que aun le debemos real a los astilleros españoles.
El operador de radares, irrumpió en la cabina de mando para informar que el objeto invasor ballena- submarino modifico su ruta de desplazamiento y ahora se dirige directamente hacia nosotros y estima que el choque debe ocurrir en los próximos 2 minutos. Con los binóculos rusos pudieron observar el torrente de agua que generaba el invasor en su recorrido. Cundió el pánico y todos comenzaron a saltar por la borda. El Presidente al mejor estilo de Michael Phelps fue el primero en llegar a la Orchila mientras su flota se hundía en el mar caribe y en cadena nacional informo que luego de una cruenta batalla el imperialista invasor había sido derrotado. Huyo despavorido ante la presencia de las milicias populares y por ser más rápido que nuestros barcos, no pudimos alcanzarlo…..Moby Dick sigue viva; pero, yo también…..la novela continúa.
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