martes, 19 de marzo de 2013

NOVENO INNING
Jesús Elorza                                                                                         
La madre al terminar de leer los periódicos del día se pregunta en voz alta ¿Qué le pasó a la selección de Venezuela en la III Edición del Clásico Mundial de Béisbol? El equipo se veía muy bien y el gobierno no perdía oportunidad para decir a cada rato que íbamos a conquistar el gallardete campeonil.
Bueno mamá, en ese juego pasaron muchas cosas, le respondió su hijo, que era un fanático del béisbol. En el primer inning, todo era alegría. Los jugadores dispuestos a conformar el Dream Team, la Federación seleccionando nuevamente a Luis Sojo como manager y el gobierno en la figura del Ministro del Deporte pescuezeando para robar cámara con el equipo.
Pero, en la segunda entrada, los equipos de la Major League nos pasaron por bola y no le dieron permiso  a los lanzadores. Sandy Alderson, gerente general de los Mets de Nueva York anunció públicamente que su organización no le daba permiso a Johan Santana para que participase del clásico. Igualmente los Marineros de Seattle borraron del mapa la ilusión que teníamos de ver a Félix Hernández lanzando con Venezuela en el Clásico Mundial de Béisbol.
En el tercer inning el gobierno apeló a la guerra revolucionaria y acusó al imperialismo norteamericano de violar la soberanía deportiva del país al no darles permiso a los jugadores. Y anunció la firma de un convenio con la Federación de Béisbol por mas de tres mil millones de bolívares para la integración de un equipo de 28 guerreros milicianos (léase jugadores) que defiendan el Socialismo del Siglo XXI en el clásico mundial. Por otro lado, la federación internacional de béisbol otorgaba a su filial en el país miles de dólares por su participación en el evento. Aunque tu no lo creas mamá, revolución y capitalismo se dieron la mano en este evento. Dólares y bolívares saltaron al terreno de juego como un solo equipo al estilo de Antonini Wilson
La foto reglamentaria del abanderamiento ocupó todo el espacio del inning siguiente. Luis Sojo fue el encargado de recibir la bandera y el triunfalismo no se hizo esperar “Mi lema este año es que a la tercera va la vencida”.
En el 5 inning, las contradicciones dialécticas volvieron a salir a flote. El equipo se concentro en las propias entrañas del imperialismo Miami Florida y los juegos de preparación inexplicablemente fueron contra los equipos que previamente les habían negado el permiso a los lanzadores criollos. Bueno hijo, a eso lo llaman revolución de micrófono. Puro hablar y gritar y a la hora de la chiquitita se les enfría el guarapo.
En la sexta entrada ya estamos en el clásico y en el primer juego contra Republica Dominicana nos cayó encima un balde de agua fría….nos derrotaron. El equipo invencible cayó vencido.
En el Lucky Seven el mundo se nos vino encima….perdimos contra Puerto Rico y ¡¡¡Quedamos eliminados del torneo!!!
En la octava entrada, vinieron las increíbles excusas “No se que pasó con nuestra ofensiva” a esta simple frase se limito el análisis del manager del equipo.
 El noveno y ultimo inning lo cerró el presidente de la federación venezolana diciendo al mejor estilo de Carlos Andrés ¡¡¡No consideramos un fracaso nuestra participación en este evento sino todo lo contrario!!! Mamá, este señor quedo ponchao con la carabina al hombro y rodilla en tierra.
Caramba hijo, con esos conocimientos deberías estudiar para manager, dirigente o ministro. Tú sabes más que ellos.

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