jueves, 4 de octubre de 2018


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El Podium de la dignidad
Jesús Elorza
Este año se conmemora medio siglo de los Juegos Olímpicos México 68. La competición estuvo salpicada por distintos movimientos sociales. Diez días antes de la inauguración, una protesta pacífica de estudiantes se convirtió en una matanza en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, en Ciudad de México, por parte del Gobierno mexicano. 50 años después de la masacre aún no hay una cifra oficial de víctimas. Un informe desclasificado de la Embajada de Estados Unidos señaló que entre 150 y 200 personas perdieron la vida. Oficialmente, solo se han documentado 50 muertes. Algunas organizaciones de desaparecidos han llegado a afirmar que la cifra asciende a más de 300.
El 16 de octubre de 1968, durante el desarrollo de las pruebas de atletismo, el estadounidense Tommie Smith gana la carrera de los 200 men los Juegos de México con un tiempo de 19,83’ récord del mundo que se mantendría 11 años en pie. El australiano Peter Norman es segundo y John Carlos, compatriota de Smith, de raza negra como él, se lleva el bronce. Tras la carrera, llega la historia. En la ceremonia de premiación, Smith y Carlos levantan sus puños, enfundados en guantes negros. Es el Black Power, la señal de protesta de los atletas afroamericanos contra la segregación racial. Norman, que simpatizó con la protesta de Smith y Carlos, Aunque “no levantó su puño, pero levantó su voz", portando en el lado derecho de su uniforme, un pequeño distintivo en el cual se leía: “Proyecto Olímpico por los Derechos Humanos (OPHR siglas en ingles)”, una organización establecida en un año previo para oponerse al racismo en el deporte.
Avery Brundage, presidente del Comité Olímpico Internacional, en ese momento, lo consideró un gesto de política interna inadecuado para el “apolítico” foro internacional de los Juegos Olímpicos. Como respuesta inmediata a sus acciones ordenó la suspensión de Smith y Carlos del equipo olímpico estadounidense y pidió que fueran expulsados de la Villa Olímpica, poniendo en evidencia su hipócrita conducta para condenar algunos actos y otros no.
En su doble moral, Brundage, que había sido presidente del Comité Olímpico Estadounidense en 1936, no hizo ninguna objeción en contra del saludo nazi ni a las racistas y antisemita Leyes de Núremberg en la Alemania nazi durante los Juegos Olímpicos de Berlín.
Smith y Carlos fueron condenados al ostracismo en su país en los años posteriores y además, fueron criticados por sus acciones. La revista Time mostró el logo olímpico de los cinco anillos con las palabras "Angrier, Nastier, Uglier" (Más furioso, más sucio, más feo), en vez del clásico "Faster, Higher, Stronger" (Más rápido, más alto, más fuerte). De vuelta a casa, fueron objeto de abuso y tanto ellos como sus familiares fueron amenazados de muerte.
Peter Norman, al regresar a su país fue reprendido por las autoridades olímpicas y marginado por los medios de comunicación australianos. No fue elegido para los Juegos Olímpicos de Munich 1972, a pesar de terminar tercero en las pruebas clasificatorias. Continuó practicando atletismo, pero contrajo gangrena tras una lesión en su tendón de Aquiles en un entrenamiento y su pierna derecha estuvo a punto de tener que ser amputada. Tras ello, cayó en depresión y se volvió adicto al alcohol. Sufrió un ataque cardíaco y falleció el 3 de octubre de 2006 en Melbourne a los 64 años. En el funeral, Smith y Carlos anunciaron que la organización de pista de Estados Unidos había declarado el día de su muerte como el “Día Peter Norman”; la primera vez en la historia de la organización que se le ha dado ese honor a un atleta extranjero.
La lucha comenzada por Smith y Carlos ha sido heredada por algunos jugadores de fútbol americano, quienes han desafiado la discriminación racial arrodillándose cada vez que suena el himno estadounidense en los partidos de la liga de EEUU. Colin Kaepernick, quien fue hasta hace dos años el quarterback de los 49ers de San Francisco, se convirtió en el símbolo de las protestas por la violencia policial en contra de los negros. A su causa se le unieron más jugadores ante el rechazo absoluto de Donald Trump y su Gobierno al igual que lo hizo el nazista Avery Brundage en su momento.
El gesto del `puño en alto, levantado en contra del racismo, fue la imagen que dio la vuelta al mundo y todavía hoy “El Podium de la dignidad” es considerado como uno de los grandes iconos del deporte

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