DEPORTE Y DERECHOS HUMANOS
Jesús Elorza
La comunidad deportiva venezolana, recibió con mucho dolor la infausta noticia de la muerte del futbolista Carlos de Castro, Capitán del equipo Estudiantes de Mérida. El jugador de nacionalidad uruguaya, fue el que sufrió más lesiones en el accidente de autobús del pasado 31 de enero en la autopista José Antonio Páez y había sido operado para corregir fractura cervical que sufrió cuando el  equipo merideño se dirigía a San Felipe a disputar un juego contra el Deportivo Lara, situación que  lamentablemente no pudo superar.
El trauma ocasionado por el fallecimiento del jugador, coloca sobre el tapete una serie de interrogantes sobre la protección social de los “trabajadores del sector deportivo”. Digo trabajadores, porque los jugadores de futbol profesional así deberían ser considerados ya que al igual que otras profesiones mantienen una relación laboral sustentada mediante un contrato de servicios. Que obliga a la parte patronal a tomar en cuenta todos los factores de protección social tipificadas en la Ley  Orgánica
En segundo lugar, nadie se responsabiliza por la deuda de 55.000 dólares que el equipo tiene con el jugador por concepto de pagos incumplidos por la prestación del servicio como jugador. El equipo Estudiantes de Mérida, no ha honrado el compromiso  de pagar   la  Indemnización  que se deriva de haber fallecido en un accidente laboral.
Queda al descubierto que la cláusula contractual referida al seguro HCM  que deben tener todos los jugadores, no pasa de ser letra muerta. Tampoco, debería extrañarle a nadie, que los jugadores no hayan sido incorporados al Sistema de Seguridad Social establecido en La Ley  Orgánica
En fin, todos los derechos vinculados a la prestación de un servicio, en el caso de los jugadores de futbol profesional están a la deriva: Los contratos son individuales, no hay discusión colectiva acerca de los beneficios sino que son impuestos unilateralmente por la parte patronal, no se cumplen los requisitos establecidos en las leyes, no se garantiza la protección social, los pagos no se hacen en los tiempos previstos, no hay ningún tipo de cobertura o indemnización por los accidentes laborales. Esta reiterada violación a los Derechos Humanos, nos hace pensar que en materia de deporte profesional pareciera que no hemos superado la época de la esclavitud. Solo importa la explotación de los trabajadores del sector deportivo para el enriquecimiento de algunos con la protección de los entes gubernamentales y la vista gorda de las entidades deportivas. En ese esquema, queda claro que “La Vida  No
 
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