domingo, 9 de diciembre de 2012

¡VIVA EL CÁNCER!
  Jesús Elorza
                                                                        
En la cúpula de poder de un gobierno latinoamericano se encendieron las alarmas cuando uno  de sus más conspicuos integrantes presentó problemas de salud. Al principio todos creían que eran problemas pasajeros atribuibles a su histriónica y kinestecica capacidad de acción. Todos coincidían en que ese accionar diario de contacto con los pobres para ofrecerles justicia social por medio de regalarles neveras, cocinas, televisores, ventiladores, aires acondicionados u ofrecerles subvenciones económicas en forma de pensiones, becas, incorporación a las nominas del estado, empleos tercerizados etc, etc iba a minar su salud.
Pero, la obsesión de poder y creerse un nuevo Mesías hacía que este ser humano no le prestara atención a las señales del deterioro orgánico que progresivamente se iban presentando. Dolores articulares, cojeras, cuadros diarreicos, mareos y malestar general eran el cuadro sintomático del personaje. No se asusten, esto es producto de comer con mi pueblo todos los días y su alimentación esta cargada de componentes grasosos. Les prometo que al terminar la campaña electoral me pondré a dieta. El Padre de la Patria protege mis pasos, soy inmune a las enfermedades, les decía sus seguidores para calmarlos.
Los oponentes argumentaban que el manejo discrecional de los cuantiosos recursos correspondientes al Estado, utilizándolos con la apariencia de ayuda social en actos de favoritismo y de corrupción política que constituyen la negación misma de todo sano concepto de justicia social y son típicos de regímenes totalitarios. Por lo tanto, su amor por los pobres es totalmente falso. La consigna “Ser rico es malo” no tenia nada que ver con el cogollo gubernamental.
Pero, la procesión seguía avanzando a paso de vencedores. Hasta que llego el día en que el personaje tuvo que ser hospitalizado. A partir de ese momento, la cúpula de poder decidió mantener la situación como Secreto de Estado. Nadie podía informar sobre el desarrollo de este acontecimiento. El informe o parte médica solo sería trasmitido por el propio paciente.
En la calle, comenzaron a desarrollarse cualquier cantidad de rumores. Radio Bemba hizo su agosto. Los partidarios sostenían que todo era producto de una campaña malintencionada de la oposición o llegaban al extremo de decir que el imperialismo tenía metida sus manos en el asunto. Por otro lado se señalaba que todo era una farsa electoral. Que la supuesta enfermedad era solo para tocar el corazón de la población y así aumentar el caudal de votos.
Con la primera operación realizada bajo el rigor extremo del secreto de estado se hizo evidente que la cosa era verdad. Nuevamente  los rumores afloraron. Los seguidores aumentaron las expectativas al decir que su líder era inmortal. Derrotó a la enfermedad.
¡Viva el cáncer! Escribieron en las paredes sus detractores.
Al final, cuando la pelona con su guadaña reclamó lo suyo a los partidarios se les escuchó decir… ¡Che, la inmortal se murió!...Así fue la polémica vida y muerte de Evita Perón. Cualquier semejanza con otra realidad es pura coincidencia.

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