martes, 17 de mayo de 2011

La Verdad sobre el caso "Rodilla é Cochino"

RODILLA É COCHINO
Jesús Elorza

Con muestras inocultables de nerviosismo, conversaban entre si, los miembros del anillo de seguridad #1  del Comandante Presidente, que se encontraban en calidad de detenidos en los calabozos de la Dirección General de Inteligencia Militar (DGIM) acusados de ser los presuntos responsables de las lesiones sufridas por el primer mandatario en la denominada “Operación Rodilla é Cochino”

El Coronel cubano, jefe de los comandos, le reclamaba a uno de ellos el no haberse sometido a un estricto programa de dieta para rebajar de peso, ya que, con sus 2.05 Mts de estatura y sus 220 Kg. de peso cada día se parecía mas a un elefante y a la hora de proteger al objetivo, podía generarle una lesión como en efecto ocurrió.
Igual reclamo, hizo Ahmed a los oficiales iraníes, los cuales parecían no haber cumplido con las reglas del Corán y en el mes del Ramadán se dedicaron a probar los suculentos sancochos que preparaban los milicianos venezolanos.

El hecho cierto, es que, durante la caminata matinal del Presidente se escucho un “disparo” y de inmediato todos los guardias pretorianos cumplieron con lo establecido en el Manual de Seguridad y se abalanzaron sobre el objetivo a proteger, sin tomar en cuenta que la suma de peso de los diez comandos alcanzaba cifras superiores a los 2000 Kg. Colocaron una masa de mas de 2 toneladas sobre el cuerpo del Presidente provocando una asfixia y la lesion en una de sus piernas.

Todos los detenidos coincidían en lo injusto de la medida que los había privado de libertad, cumplimos con nuestro deber y así es como nos pagan. No tenemos la culpa de las debilidades óseas o de ligamentos del Comandante en Jefe. En los ejercicios preparatorios de esta acción defensiva, siempre el modelo que hemos utilizado ha salido sin ninguna lesión. En este caso particular tenemos la impresión, que el desespero del Presidente por “salir corriendo” fue lo que provoco la lesión articular.

El Juez Militar, que conoció de la causa, al revisar exhaustivamente el expediente, se dio cuenta, que en la relación causa-efecto, el miedo y el desespero del Presidente había provocado el referido accidente, muestras de orina y heces recolectadas in situ, así lo confirman. En virtud de ello se hacia necesario construir una nueva versión de los hechos, para asegurar y  no arriesgar posibles e inmediatos ascensos. Acto seguido, ordenó nuevas averiguaciones y experticias sobre el caso.

A la mañana siguiente, después de las “exhaustivas”investigaciones, declaro culpables a los indiciados y ordeno su inmediata reclusión en Ramo Verde. Alego, como razón principal, que no hubo tal disparo como se señala en el expediente, que el ruido similar fue una emisión violenta de gases corporales expulsada por el ano  (Flatulencia o Peo) de uno de los comandos de custodia y hasta tanto no se averigüe definitivamente quien fue el responsable de esta gasífera y nauseabunda  conducta, todos permanecerán presos. Dios (léase Chávez) y Federación, cúmplase con la sentencia.




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