viernes, 1 de marzo de 2024

 








Carlos Sánchez

Jesús Elorza 

Hace 45 años, el cinco de marzo de 1979, el deporte venezolano perdió a uno de sus grandes luchadores, el entrenador Carlos Sánchez, quien fuera uno de los hombres que forjó la fortaleza del Colegio de Entrenadores Deportivos de Venezuela CEDV y luchó contra las injusticias laborales que existía contra los entrenadores por parte del gobierno nacional

Dos días antes de la fatídica fecha, en la capital del estado Sucre, se celebró el Consejo Consultivo del CEDV; para ese entonces, Carlos, como presidente del gremio, en su discurso de cierre dijo “esta reunión ha sido un buen consejo” por cuanto en ella, se trató materia de singular importancia para el futuro desempeño del gremio y para el desarrollo del deporte en nuestro país. “Un Buen Consejo” resumía las experiencias desarrolladas por Carlos, hasta su encuentro con la muerte, pero quizás, lo más importante fue su visión de futuro cuando alertaba sobre la necesidad de la unión de los entrenadores para la defensa de sus derechos y por lograr un deporte mejor. 

“El Entrenador Deportivo debe ocupar   permanentemente su puesto de lucha por “Un Deporte Mejor en una Sociedad Mejor” y no doblegarse ante ningún burócrata civil o militar que pretenda usarlo con fines politiqueros o de enriquecimiento ilícito. Solo la Unidad Gremial nos hará fuerte en la búsqueda y defensa de nuestros Derechos Sociales”. 

Pero el 5 de marzo, en su regreso a Caracas, este consecuente y querido amigo encontró la muerte en la carretera mirandina a la altura de Cúpira. Un duelo nacional cubrió su funeral. Representantes del sector deportivo, político, universitario, sindical, gremial manifestaron a cuerpo presente sus respetos y condolencias por el fallecimiento de Carlos.

En la historia de su acontecer deportivo cabe recordar  que, Carlos, acompañado por Giorgio Alberti, Rosauro Rodríguez, Alfredo y Oswaldo Torrealba, Nelson Rodríguez, Reinaldo Carvallo, Elvia Ortega, Aníbal “Parapara” Carvallo, Edison Pérez y Jesús Elorza entre otros, se dedica a partir de los años setenta a la reconstrucción del CEDV, para transformarlo en una estructura de carácter nacional, que sirviera para el desarrollo de las luchas sociales y la dignificación del trabajo del Entrenador Deportivo. 

Tuvo su primera prueba de fuerza, cuando en el año 1973, convocó a una paralización de actividades a nivel nacional por la negligencia del IND en superar las condiciones de esclavitud que regían a las relaciones laborales de los entrenadores. Con el llamado a huelga, lograron la aprobación de la Resolución 86 en el directorio del IND donde quedaron establecidas las nuevas condiciones laborales, siendo la más importante el derecho a discutir nuevas condiciones cada dos años. 

En 1975 se dio la más grande manifestación que el deporte venezolano haya conocido “LA HUELGA DE LOS ENTRENADORES” atletas, dirigentes, periodistas, padres y representantes, gremios de educadores, centrales sindicales y obreras, grupos vecinales y sectores universitarios acompañaron solidariamente el llamado a huelga ante la negativa del IND de discutir las condiciones de trabajo de los entrenadores. Ocho días en huelga de hambre doblegaron la intransigencia patronal y después de fuertes discusiones se logró la aprobación del primer contrato colectivo denominado “Bases Normativas que regulan las relaciones laborales entre el IND y los entrenadores deportivos de Venezuela”. 

En su quehacer permanente por mejorar el desempeño del deporte nacional Carlos propone y pone en ejecución el programa de Alta Competencia en donde sobresalen las selecciones nacionales permanentes y la atención integral al deportista. Además, conjuntamente con el Pedagógico de Maracay desarrolla las primeras jornadas científicas–académicas para evaluar el deporte y proponer alternativas de solución a los problemas planteados. Este evento contó con la participación de destacadas figuras del deporte alemán.

Sin detenerse en sus luchas sociales en pro de “Un Deporte Mejor para una Sociedad Mejor” plantea la necesidad de romper el aislamiento que tenía el entrenador con respecto a la dirigencia deportiva y reclama la igualdad de derechos para que éste pudiera ser dirigente. A este planteamiento, los organismos jurisdiccionales del país, le dan la razón y a partir de ese momento comienzan a surgir entrenadores en la dirigencia de las federaciones, hasta llegar en los años ochenta a ocupar cargos en el Comité Ejecutivo del Comité Olímpico Venezolano. 

Una de las frustraciones, que no pudo superar, no por él, sino por la miopía de las autoridades deportivas, fue la reapertura de la Escuela Nacional de Entrenadores cerrada arbitrariamente en 1975 como pase de factura por la huelga de ese año. 

También vislumbró el proceso de descentralización, cuando sostenía, que el mejoramiento del deporte pasaba ineluctablemente por permitir desde el nivel nacional la autonomía en el manejo de los planes y programas para los estados, municipios y comunidades. 

A 45 años de su muerte, la lucha continúa. 


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