QATAR 2022
Escenario de corrupción, muerte y fútbol
Jesús Elorza
El Mundial de fútbol masculino se celebrará en
ocho estadios de Qatar entre los días 21 de noviembre y 18 de diciembre de
2022. La decisión de la FIFA fue polémica desde el principio, primero por los
actos de corrupción que se sucedieron durante el proceso de la elección de la
sede y posteriormente por la situación de los derechos humanos en el emirato.
Ahora sabemos las crueles condiciones en las que aún hoy se ve obligada a
trabajar la población migrante en este país: Temperaturas de hasta 50º
centígrados. Jornadas interminables. Escasas medidas de seguridad. Apenas días
de descanso. Amenazas de expulsión del país si no se aceptan las condiciones.
Imposibilidad real de cambiar de empresa. Avances en la legislación que no se
cumplen. Condiciones insalubres en las viviendas. Ese es el caldo de cultivo
que explica algo que puede parecer increíble: miles de trabajadores migrantes
han perdido la vida en las diferentes construcciones de Qatar desde que en 2010
la FIFA le designara como sede del Mundial.
Como otras monarquías del golfo Pérsico, Qatar ha
hecho un uso extensivo de mano de obra migrante en las últimas décadas, en
ocasiones bajo duras y peligrosas condiciones laborales. La contratación de
mano de obra se hace a través de un sistema conocido como la kafala que hace
que los trabajadores migrantes apenas tengan derechos ni posibilidad real de
reclamarlos. Kafala significa “garantías” en árabe, pero la realidad es que los
empleados no pueden decidir cambiar de trabajo, las empresas pueden
confiscarles el pasaporte, y no hay posibilidad de reclamar unas mínimas
condiciones a través de sindicatos. Pero la verdadera traducción de kafala es
trabajo forzoso, algo que se ha incrementado por el campeonato mundial y que ha
hecho que la frecuencia de accidentes se haya disparado en la construcción de
los estadios.
“Todo el planeta debe saber que el Mundial del
2022 se jugará en estadios manchados con sangre”, denunció la ONG Fundación
para la Democracia Internacional. También Amnistía Internacional alertó
numerosas veces sobre las pésimas condiciones de vida, explotación y altas
comisiones en los contratos que sufren los trabajadores. Según el periódico
británico The Guardian, la cifra podría ascender a 6.500 trabajadores muertos
desde 2010, cuando Qatar fue elegido sede del Mundial 2022. Ciudadanos de
Nepal, Sri Lanka, India, Pakistán y Bangladesh viajan al emirato para trabajar
en la construcción de estadios para albergar los partidos, pero también de
hoteles, aeropuertos o líneas de transporte.
India es el país que ha registrado mayor número
de fallecidos con 2.711, seguida por Nepal (1.641), Bangladesh (1.018),
Pakistán (824) y Sri Lanka (557). Sostienen los periodistas británicos que las
cifras han sido conseguidas a través de los registros que llevan a cabo estos
cinco países, pero fuera de la ecuación quedan los trabajadores de otras
nacionalidades que también son muy numerosos, como los keniatas o filipinos,
por lo que debemos suponer que la cifra es mayor.
"Es probable que muchos trabajadores hayan
muerto en estos proyectos de infraestructura para la Copa del Mundo, ha
señalado a The Guardian el director de FairSquare Projects, Nick McGeehan.
McGeehan lidera una organización de abogados expertos en derechos laborales en
los países del Golfo Pérsico y ha incidido en que "una proporción muy
significativa" de los fallecidos fueron únicamente por las obras del
Mundial. La mayoría son catalogados como "muertes naturales",
motivadas por fallos cardíacos o respiratorios, y sin realizar autopsias al
cadáver, aunque también se han registrado suicidios o muertes por accidente de
tráfico. Una de las principales causas de las muertes serían las elevadas
temperaturas del país.
Las autoridades de Qatar apenas reconocen ¡¡¡37
muertes!!! provocadas por las duras condiciones laborales. Algo que no solo
impide a las familias de los fallecidos conocer la verdad sobre qué les sucedió
realmente, sino que además evita que puedan reclamar ninguna reparación por lo
sucedido. Una negativa que resulta particularmente obscena si tenemos en cuenta
que Qatar es uno de los países con la renta per cápita más alta del mundo, y
que precisamente los fallecidos emigraron ahí en su mayoría para poder enviar
alguna ayuda económica a sus familias en lugares como Bangladesh, India, Nepal
o Kenia. Así, al dolor de su pérdida, deben afrontar una situación económica
aún más complicada al no tener ya el sostén económico del que dependía su día a
día, al haber muerto en las obras su familiar.
Frente a este lamentable y trágico escenario de
muerte y fútbol, varias organizaciones de derechos humanos, incluida Amnistía
Internacional, personas aficionadas, Gente del Deporte y sindicatos lanzaron
#FIFAPayUP, una campaña que pide a Qatar y a la FIFA que indemnicen a
trabajadores migrantes por los abusos contra los derechos humanos, cometidos
para hacer realidad el Mundial. Es hora de que Qatar y FIFA paguen.
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