Tiananmen y los gritos del silencio
Jesús Elorza
A mediados de abril de 1989 decenas de miles de estudiantes, obreros e intelectuales, iniciaron una serie de protestas pacíficas en Pekín, que se extenderían a otras ciudades chinas, dando paso en la historia al denominado Movimiento Prodemocrático. Los manifestantes, se concentraron en torno al monumento a los Héroes de la Revolución, en Tiananmen, para pedir inicialmente medidas contra la corrupción y libertad de prensa. Diferentes grupos hicieron acto de presencia, desde intelectuales que creían que el gobierno del Partido Comunista era demasiado represivo y corrupto, a trabajadores de la ciudad que creían que las reformas económicas en China habían ido demasiado lejos y que la inflación y el desempleo estaban amenazando sus formas de vida.
Tras las protestas y las llamadas del Gobierno pidiendo su disolución, el Partido Comunista discutía como responder a los manifestantes. La decisión tomada fue suprimir las protestas por la fuerza, en lugar de acceder a sus reivindicaciones. El 20 de mayo, el Gobierno declaró la ley marcial y en la noche del 3 de junio, envió los tanques y la infantería del ejército a la plaza de Tiananmén para disolver la protesta. Las estimaciones de las muertes civiles según fuentes no identificadas de la Cruz Roja China sobrepasan más de 3.000 personas. El número de heridos se estima entre 100.000 y un millón.
Tras la masacre, el Gobierno emprendió un gran número de arrestos para suprimir a los instigadores del movimiento, expulsó a la prensa extranjera y controló estrictamente la cobertura de los acontecimientos en la prensa china. La cruel y sangrienta represión de la protesta de la plaza de Tiananmén causó la condena internacional a la actuación del Gobierno de la República Popular China.
Hoy a treinta años de ese acontecimiento, las protestas de la plaza de Tiananmén son todavía un tabú político en China, y hablar de ello se considera inapropiado o arriesgado. La única opinión de los medios de comunicación se realiza desde el punto de vista del Partido Comunista, señalando que fue una acción apropiada para asegurar la estabilidad. Pretende permanentemente el gobierno silenciar la justa protesta por la libertad de expresión y la lucha contra la corrupción de la juventud china que en 1989 salió a las calles para enfrentar a un régimen totalitario que no tuvo ningún escrúpulo en masacrar a los manifestantes y en el tiempo con sus medidas represivas solo busca conducir al olvido la histórica y significativa “Protesta de la Plaza de Tiennamen”
En todos estos años, el gobierno como vulgar apéndice del Partido Comunista Chino, a pesar de las reiteradas peticiones de distintas organizaciones de Derechos Humanos, se niega a hacer pública la lista de todos los que murieron, fueron detenidos o siguen desaparecidos.
Cada 3 de junio, la Plaza Tiennamen amanece rodeada por las fuerzas represivas del régimen totalitario para impedir cualquier tipo de manifestación solidaria con los hechos de 1989. Sin embargo, no pueden impedir que retumben en el mundo entero los Gritos del Silencio de los miles de jóvenes asesinados, heridos y encarcelados, que elevaron su voz por la Libertad y la Lucha contra la Corrupción.
La Diosa de la Democracia, construida por los manifestantes de Tiananmén en sólo cuatro días usando poliestireno y papel maché sobre un armazón de metal.
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