Juegos mejorados o Juegos
drogados
Jesús Elorza
El pasado
miércoles 21 de mayo 2025, el mundo deportivo fue sacudido por la noticia
difundida, en la cual un grupo de empresarios encabezados por el australiano
Aron D'Souza y los inversores Donald Trump Jr., hijo del presidente
estadounidense, el cofundador de PayPal, Peter Thiel, el inversor tecnológico
Christian Angermayer y el exdirector de tecnología de Coinbase, Balaji
Srinivasan anuncian la organización de Los
Juegos Mejorados (en inglés: Enhanced Games), destacando que ¡¡¡en el evento
los atletas participantes no estarán sujetos a los controles antidoping. ¡Los
participantes estarán autorizados a emplear sustancias o drogas habitualmente
prohibidas en el deporte internacional, como esteroides y hormonas de
crecimiento humano!
Los
organizadores de este controvertido evento revelaron sus planes para celebrar
la primera edición, del 21 al 24 de mayo de 2026, en un hotel de Las Vegas
(Estados Unidos). El programa incluye pruebas de atletismo, natación y
halterofilia y sustanciosos premios de un millón de dólares para quien logre
alcanzar y superar los récords mundiales en las especialidades señaladas.
Para tener
una idea de las implicaciones de este irresponsable anuncio de Juegos
Mejorados, que bien pudieran llamarse Juegos Drogados, es importante conocer
los elementos relacionados con el dopaje:
· El dopaje en el deporte implica el uso de
sustancias o métodos prohibidos con el fin de mejorar el rendimiento físico o
mental de los atletas de manera artificial. Estas prácticas violan las reglas
de las competiciones deportivas y los principios de competencia justa.
· Las
sustancias dopantes en el deporte se clasifican según su efecto en el cuerpo y
su capacidad para mejorar el rendimiento físico o mental:
- Esteroides
anabólicos androgénicos (EAA), como la testosterona, la nandrolona o el
estanozolol: aumentan la masa muscular y la fuerza al promover la síntesis
de proteínas. También aceleran la recuperación tras el esfuerzo físico.
- Hormonas
peptídicas y factores de crecimiento, como la eritropoyetina (EPO), hormona del crecimiento
(HGH) o la insulina: aumentan la producción de glóbulos rojos, promueven
el crecimiento muscular y aceleran la recuperación.
- Estimulantes, como la efedrina, las
anfetaminas, la cafeína en dosis altas o el metilfenidato: incrementan el
estado de alerta, reducen la fatiga y mejoran la capacidad de
concentración.
- Diuréticos
y agentes enmascarantes, como la furosemida o la acetazolamida: ayudan a perder
peso rápidamente o a ocultar el uso de otras sustancias.
- Narcóticos,
analgésicos y glucocorticoides: reducen la sensación de dolor, lo que permite
seguir compitiendo a pesar de lesiones o fatiga.
- Agentes
anabólicos no esteroides, como el clembuterol: ayudan a aumentar la masa
muscular y reducir la grasa corporal, mejorando así la resistencia.
El
dopaje tiene un impacto devastador en la salud, la carrera y los valores del
deporte. El uso de sustancias dopantes puede causar daños a largo plazo en el
cuerpo. Los esteroides anabólicos, por ejemplo, provocan problemas
cardíacos, daño hepático, infertilidad y cambios hormonales. Las hormonas,
por su parte, aumentan el riesgo de trombosis y accidentes
cerebrovasculares, y los estimulantes pueden generar ansiedad,
insomnio y también aumentan los problemas cardiovasculares. En casos extremos, el dopaje puede llevar
a la muerte debido a sobredosis o complicaciones derivadas de su uso
prolongado.
En cuanto a
las consecuencias sociales, podemos señalar que, los atletas que dan positivo
en sustancias dopantes pueden recibir
sanciones severas, como descalificación, pérdida de medallas y suspensión
temporal o permanente. Con ello, no solo pierden su reputación, sino también
patrocinios deportivos, oportunidades de crecimiento en su carrera y la
confianza de los aficionados.
En cuanto a
la ética deportiva, el dopaje es una
violación de los principios del juego limpio (Fair Play) y la competencia
justa, valores fundamentales del deporte. Usar sustancias prohibidas otorga
una ventaja injusta, lo que supone un menosprecio al esfuerzo y el talento de
los demás competidores.
Los Juegos
Mejorados o los Juegos Drogados han concitado el rechazo unánime del deporte
organizado. La Asociación Mundial Antidopaje (AMA) ha comandado la reacción,
con un comunicado en el que califica el evento como “un concepto peligroso e
irresponsable” y la Comisión de Atletas de la AMA también se pronunció,
acusando a la iniciativa de ignorar “décadas de evidencia médica y las
experiencias vividas por los atletas perjudicados por el dopaje. Las normas
antidopaje se basan en un esfuerzo por garantizar que las competiciones se
decidan con base en el talento natural y los logros individuales, en lugar de
una carrera de sustancias o drogas prohibidas para conseguir mejores fármacos,
según los tradicionalistas.
Como genuinos
representantes de un capitalismo salvaje que da prioridad a la ganancia por
encima de los valores éticos o la salud de los atletas, la promoción de los organizadores de los “Juegos mejorados” se ha
centrado en dos cosas: dinero y drogas.
En la
presentación del miércoles, D'Souza reveló que el primer evento incluirá cuatro
carreras de natación, cuatro carreras de velocidad de atletismo y una
competición de halterofilia. Cada ganador recibirá 500.000 dólares con una
bonificación de un millón de dólares por récords mundiales en los 50 m libre y
los 100 m lisos, y 250.000 dólares por otros récords mundiales. Además, esperan
beneficiarse de la "Plataforma de Telesalud" de la organización, que
según se afirma se lanzará en agosto en varios estados de Estados Unidos. El
sitio web ofrece actualmente "acceso prioritario" a un "plan de
mejora, con el uso de drogas, totalmente personalizado" por 99 dólares.
No sería
extraño, que presenten a Lance Armstrong o Ben Johnson como ejemplos a seguir
en el uso de sustancias prohibidas. O que lleguen al extremo de nombrar al
“Chapo Guzmán” presidente honorario de los juegos drogados.